Secretos y confesiones {Rose L. Weasley <3}

Las dos sumidas en un gran y pleno silencio doblábamos las prendas de Chloe, agarrar doblar y guardar, era una rutina fácil y sencilla aunque parecía interminable en compañía del vacío.. Creo que ninguna decía ni una palabra no por que no tuviéramos que decir, todo lo contrario, mas bien era por que teníamos tanto que contarnos, que intercambiar, que no sabíamos como empezar… Mire a mi amiga… mi hermana del alma, y pude notar como en sus labios se dibujaba un sonrisa de agradecimiento, yo se la devolví amablemente. Luego de esto, pocos minutos pasaron cuando al fin terminamos con sus maletas. Ella se sentó en la cama a mi lado, su mirada se dirigió a nada en particular, por Merlín otra que se iba a su mundo. Los minutos pasaban y el incomodo silencio era su compañero fiel..

Entonces Mura, la mascota de Chole, pareció sacarla de esa burbuja en al que se encontraba, empezó a acariciarla. Mire a mi amiga con curiosidad, siempre tenia la duda de que pensaban Chloe y Albus cuando desaparecían así de la nada.. pero antes de preguntarle a mi compañera en que pensaba esta dijo tres simples palabras las cuales provocaron que, sin poder evitarlo, se tirara sobre ella dándole un cálido abrazo – yo tampoco quiero que te vallas- le confesé en un susurro.

Volví a mirarla de frente mientras la agarra de ambos hombros – Pero debes.. – hable con un tono de voz tranquilo como siempre era cuando quería dar un consejo. – Te necesitan y la familia es lo primero – esa era una frase común entre en mi familia – Volverás –eso ultimo no sonó tan.. como decirlo.. ¿Seguro? En realidad desde que ella me había contado que se debía ir un.. temor se había quedado en mi. Chloe era mi mejor amiga, la quería muchísimo, era como mi hermana, parte de mi, la necesitaba a mi lado..

Suspire cuando ella miro hacia la puerta, fruncí un poco el ceño pero luego volví a ver a Chloe – James y Fred no dejaran que nadie entre – deje segundos de silencio y luego seguí hablando. – Les dije que no dejen que nadie entre al dormitorio.. saben que pasara si alguien, aunque sea de primero, pasa por aquí.. – rei de mi comentario y luego me acomode en la cama, dejando caer mi espalada sobre el respaldo de esta. – Asique.. ¿hablamos? – no era un susurro, pero tampoco mi tono normal de voz.