Up In Flame [Candice L. Nichols]

Al salir de le Hoqwarts la verdad es que no tenia en mente ni que lugar escoger para llevar a esta chica -sabes que no te aria eso eres como a una hermanita a la que me gusta acosar, ya sabes como estamos unidos- rio sarcásticamente y sigo caminando, hace frió así que subo el cuello de mi gabardina, la volteo a ver y comienzo a molestarla como acostumbro -diablos si esta fuera un cita ya te hubiera dicho cosas hermosa pero se que no quieres eso así que apresuremonos- cuando menos lo esperamos o por lo menos yo ya estábamos en la cabeza de puerco.
Paso a la barra y pido una bebida -gustas algo primor, pondría en practica el dicho de las damas primero pero contigo se pone en duda- sabia como hacerla enfadar -no te creas- cuando me traen el trago se lo paso a ella, y vuelvo a pedir otro para mi -y dime brujita mala que hacías en hogwats, ya se están agrupando los demás- enseguida de que termino tomo el trago i pido otro, sin encambio pido que me dejen la botella -por... por lo que tengamos en mente-

En un principio me sentía desconcertada pues no sabía dónde me llevaría aunque al ver que nos dirigíamos por el estrecho camino que lleva a Hogsmeade me relajé.
-Me impresiona bastante tu capacidad para hacer amigos. Nos hemos conocido hace un rato y ya me consideras tu hermanita- le miré con cara de incredulidad. Este chico me caía bien pero no sabía si le convenía ser amigo mío. Decidí intentar ser la persona amable que en realidad era aunque no podía mostrársela a demasiada gente-. Bah, no me hagas caso. Tú también me caes bien- vi que se subía su cuello y yo decidí abrocharme la chaqueta que llevaba, comenzaba a refrescar-. No me gusta apresurarme. Jamás me apresuro y, aún así, es bueno oír de vez en cuando un cumplido, no hay mucha gente de mi edad en Hogwarts. Aún así, no me gusta mezclar lo personal con lo profesional- dije con un media sonrisa bastante fría.
Samuel abrió la puerta de Cabeza de Puerco y yo le seguí al interior. Nos sentamos en la barra y me desabrocho el abrigo un poco.
-No me hace ni pizca de gracia, tenlo por seguro- cambié mi sonrisa por una mueca indescriptible que se quedó entre el enfado y algún que otro sentimiento. Me pedí un whisky de fuego y comencé a beber lentamente-. Mis padres pertenecían a los mortífagos, en la época del Señor Oscuro. A mí me apasionaba ese mundo infinito así que decidí unirme. Me encomendaron la misión de quedarme aquí y hacer como si fuera la persona más encantadora del mundo, intento conocer bien a las personas con las que tendré que luchar en la batalla- bajé mucho la voz al decir todo esto-. ¿Y tú, que pintas en todo esto? Jamás he escuchado hablar de ti hasta hoy.

me quede callado unos momentos mientras me decía su historia, en si que estaba mal,estaba enfermo por haber creído que estar en un "bando" como este era lo mejor, no no lo era, pero ya estaba aqui -apuesto que ellos deben de estar orgullosos de que su hija continué con el negocio familiar- me burlo y tomo otro trago -yo a ver..- pienso -pues, mis padres fuero asesinados por unos tipos que se hacían llamar de la orden del fenix y- aclaro mi garganta con otro trago -mataron a mi hermanita y casi a mi madre, desde ahí me volví un mortifago- la verdad es que con el ruido de la taberna no importaba si gritabas aquellas cosas, todo estaban entretenidos en sus asuntos -estoy en howarts como merodeador, lastima que nunca te eh visto- piod otra botella y me vuelvo a servir estaba un tanto estresado por sus preguntas pero eran clásicas de interrogatorio de todo mortifago -no eh estado mucho en contacto con ellos, a mi se me dio la tarea de reclutar y es lo que eh tratado de hacer, sin embargo no quieren que llame mucho la atencion, así que mi tareas son escasas ahí- rio y miro a mi alrededor - y saber que algún día vamos a tener que matar a unos de estos- la miro sonriendo y brindo como si en verdad sintiera esa emoción - por que los seres queridos se sientas orgullosos- y trago la bebida, volteándola pegándola a la mesa -así que con esta copa clavo mi alma a la cruz de voldemort- sonrío y veo que nadie me escucha ni me ve como ella.

-Qué trágico- le dije con aspecto de preocupación aunque, la verdad, la vida de la gente no me importaba demasiado-. Debiste pasarlo mal- la suya quizás me estaba comenzando a importar-. Me bebí de un trago mi whisky y pedí otro más. Alcé la copa para brindar con él y después volví a tomármelo de un trago-. Te puedo asegurar que los míos se sienten orgullosos de mí. ¿Sabes? Aunque parezca que soy una loca psicópata con trastorno de bipolaridad, tengo mis razones y, en el fondo, soy buena chica, supongo- esta vez también pedí la botella entera, me daba igual todo. Volví a mi realidad y puse una mueca de indiferencia-. Creo que me he esforzado tanto en parecer una persona dulce que a veces no sé ni quien soy. Resulta frustrarte- suspiré-. No te dejes llevar totalmente por ellos o te aseguro que te arrepentirás- solté la botella, había bebido demasiado. Me levanté y me agarré a la barra pues me sentía mareada-. Creo que me iré a mi habitación, estoy un poco... mareada

Yo estaba pensando en otras cosas, muchas relacionada con mi familia cuando me dijo que ellos se sentirían orgullosos -ya lo creo sigues con el oficio de la casa- reí y tome un trago luego de platicar un poco mas la vi levantarse y marearse a continuación con sus palabras -bueno, vamonos- me levante y note que yo estaba a la perfección -te ayudo en algo- dije viendo que las demás personas nos venían con cara de ya vallanse mocosos, así que así fue, -ven no te preocupes- la rodee de la cintura y pase una mano de ella por mi hombro para que se sostuviera, y así salimos, no la veía mal -quien lo diría ayudante de la enfermería y te ves muy mal- reí y continué la caminata, se veía como con nauseas y.. mal en general, estaban cayendo unos cuando copos de nieve -ten- me quite al gabardina y se la puse en sus hombros -vamonos hace mucho frió- dije apresurándonos viendo que la nieve ya estaba por todo el camino.

Noté como unos brazos me cogían por detrás pero estaba demasiado mareada como para decir algo coherente. Salimos del bar y, al notar la suave ventisco invernal, se me helaron los huesos aunque, a la par, me ayudó a despejarme. Samuel me echó su gabardina por detrás, así estaba más calentita.
- Gracias- le dije, sin apartarme de él-, creo que ya me encuentro mejor- me quité su gabardina y se la tendí-. Toma, cogerás un resfriado si no te abrigas, yo ya estoy mejor.
Me sentía bastante a gusto, dando un paseo por Hogsmeade, con Samuel, hacía bastante que no sentía algo parecido.
- ¿Sabes? En realidad yo jamás hubiera sido enfermera- puse cara de asco-, odio ver la sangre de las heridas y los huesos fuera de lugar. Resulta un tanto escalofriante- relajé de nuevo el rostro y sonreí, pero esta vez no era algo falso sino más bien una sonrisa bastante natural, cosa que no repetía demasiado-. Yo siempre quise ser jugadora de quidditch o escritora- me sorprendí a mi misma contándole algo que no le había contado a nadie nunca-. Nunca se lo he contado nadie porque me asignaron esto y no puedo protestar pero cuando era pequeña siempre practicaba a hurtadillas y, la verdad es que no se me daba nada mal. Escribí varias columnas para un antiguo periódico escolar y también me divertía bastante- me paré en seco y me puse frente a él, cortándole el paso-. Espero que no se lo cuentes a nadie o tendré que acabar contigo- le miré fijamente a los ojos e intenté aparentar seriedad, cosa que normalmente no me costaba pero que ahora me resultaba difícil.

Me volví a poner la gabardina y suspire viéndola caminar ya mejor, entonces comenzó hablarme tranquilamente cosas que con ninguna persona se que me hubiera dicho, la verdad es que como ella, habia aprendido a no confiar en nadie -no te preocupes esta bien- dije cuando me amenazo que no se lo dijera a nadie -no soy muy bueno haciendo amigos, la verdad es que yo tambien quiero decirte algo, y enseñarte algo quieres venir- dije desviándonos del camino al castillo no se veía muy convencida -vale recuerdo que mi hermanita y yo, solíamos jugar en las casas que no eran nuestras y que ya estaban avandonadas tal vez todabia ahy algo de nosotros- sonrie y mire a otro punto -nunc ame imgine que mi vida fuera asi o que terminara asi, como una persona que n puede terner literlamente vida, tus padres tal vez se conosierton como mortifagos y si nosotros no encontramos a nadie, con quien vamos a vivir el resto d enuetsros dias, solos?- ise una mueca de asco -nunca estuvoie ne mis plkanes, entes me gustaba ser el niño de 10 el mas aplica ya hora veme- levante un poco la manga dejandome ver la marca tenebrosa -es lago que tendre en mi consiencia siempre- dije cmainando al potro extremo -vienes- le grite emocionado.

Antes de que me contestara sabía perfectamente su respuesta. No lo conocía desde hacía demasiado pero mi mente perturbada estaba segura de que era una persona digna de confianza, con muchos defectos, como yo, pero también con muchas virtudes.
Me alegré bastante de que me contara cosas sobre su familia pues no sabía demasiado sobre él y me llamó aún más la atención cuando me contó lo de su hermanita.
- Por supuesto que voy- dije sin vacilar cuando me ofreció visitar su antiguo lugar de juegos.
Recordar mi infancia me resultaba difícil pues había sufrido multitud de traumas infantiles bastante dolorosos. Pensé en mi hermano, ya muerto, y en la forma que tuvo que hacerlo. Mi rostro se ensombreció y tuve que mirar hacia otro lado. Paré un segundo apenas perceptible para suspirar profundamente y olvidar aquellos feos recuerdos. Me pareció que Sam no se daba cuenta, aunque no estaba demasiado segura.
- Yo apenas jugué con mis hermanos. Viví durante mi infancia con mis abuelos porque mis padres decían que padecía un grave caso de bipolaridad infantil y que moriría a los treinta años como mi tía abuela de la que no recuerdo su nombre. Mi hermanó murió hace unos años, tengo una hermana más pequeña y luego otra que no sé ni dónde vive. Una infancia memorable, sin duda. No tengo amigos y prácticamente no me hablo con ningún miembro de mi familia, tan solo con mi hermana pequeña de vez en cuando- sentía ganas de llorar, me acababa de dar cuenta de los sola que estaba en la vida. No lo hice, por supuesto, jamás lloraba, pero aún así me entristecí. Mi vida no era exactamente un cuento de hadas, aunque intentara parecerlo.

Cuando la veo caminar a mi lado lo tomo como un si y salimos del pueblo para adentrarnos al bosque, hace que? 10 años que no venia por aquí y es casi imposible que recordara por donde era el camino pero si era casi extraño pero si lo recordaba, mientras tanto dejaba que mis pies avanzaran como recordaban escuchaba atentamente lo que decía -mmmm no creo que era por que te daban muchos dulces- reí cuando me decía sobre su bipolaridad- bueno supongo que solo de niña por que ahora te me haces muy normal, claro, dejando atrás eso que todos como mortifagos somos no?- claro nosotros teníamos que tener un protocolo, ese de ser malos y matar, pero muy en el fondo cada persona era diferente y la verdad es que la chica que estaba alado de mi no era nada a lo que me había imaginado -lo siento- dije cuando me menciono la muerte de su hermano y luego sobre su hermana que nunca ah visto -bueno supongo que tu hermanita por lo menos la tienes- estábamos a punto de llegar a una casita en un gran árbol casi del mismo tamaño y grosor que el del sauce boxeador -no te alejes de ella, tal vez sonara muy estupido, pero a veces los padres también comenten errores y tal vez no se así pero no te alejes de ella pu8es tu no sabe lo cuanto o mucho te puede necesitar ella- sonrío melancólicamente al igual que ella y después reí recargándome en el árbol ates de entrar a la casa -al `parecer no soy el único que sonreía cuando quiere llorar, candice no es....- suspire -no es malo, como piensas el llorar o decir lo que sientes, llorar supongo es como sacar todo lo que tenemos adentro así que nunca aparentes o por lo menos con las personas que si te quieres- me regrese y le dije que pasara.
Suspire y casi me desmayo la casa seguía impregnada por su olor de niña chiquita -wow- dije tragando el nudo en mi garganta -diablos hace mucho que no venia aquí... ven- se me hizo fácil tomarle la mano y jalarla, así subimos unas escaleras que nos saco a la azotea de la mini casita -diablos- me senté y por un momento me olvide de que estaba con alguien mas- recordaba cada momento con mi hermana y cuanto no la extrañaba -no estas sola- reí tragando las lagrimas que eran imposible de pasar -tienes a tus padres que esta orgullosos de lo que eres, sin embargo veme a mi, mis padres se morirían si saben que soy lo que soy así que nunca desde que mi hermana falleció los eh visto y ella, noche tras noche- sierro mis ojos como si me causara un dolo físico responder -ella me habla y me pregunta por que me transforme en un mounstro- miro a la chica con los ojos llenos de lagrimas NUCA derramadas y me trago mis palabras, simplemente viendo el cielo oscuro y con un salpicar de estrellas.

Le seguí obediente a través de la maleza del bosque. Jamás podía haber imaginado que dos chiquillos jugaran aquí, no me parecía el lugar más idóneo.
-No lo sientas- recordé su muerte y creí conveniente contárselo-. Él... bueno... me vio la marca.. en... en el brazo... y quiso delatarme y...- me dio una punzada- tuve... tuve... me...- no era capaz de pronunciar la palabra. No sentía ganas de llorar, no sentía lástima. En realidad nunca me había caído demasiado bien pero sentía un vacío. Normalmente no me costaba matar a personas pero con él fue distinto-. Está muerto y yo lo mate. He cometido muchos asesinatos pero ese es el único del que realmente recuerdo. Y lo que más miedo me da es que no sentí ni siento ni pizca de pena ni remordimiento...- miré hacia otro lado-. ¿Te acuerdas que te dije que no te convirtieras en uno de ellos, que no te dejaras llevar? Te lo dije porque yo me vi obligada a hacerlo y no me gustaría que a ti te hicieran lo mismo- A lo lejos se divisaba una casa abandonada-. Bueno, no estoy del todo alejada de mi hermana. Creo que es una de las pocas personas que de veras me importan. Aunque hace bastante que no la veo- pensé que tal debía mandarle una carta, quizás lo haría en otro momento-. Yo no puedo llorar. No porque no quiera sino porque es algo que no sé hacer. Hay gente que no sabe jugar al quidditch, bueno, pues yo no sé llorar. Nunca he llorado. Me entran ganas pero lo intento y no sé, no soy capaz- suspiré yo también-. De pequeña lo intentaba pero nunca me salió. Ni las muertas ni las heridas me han hecho soltar una pequeña lagrimita.
Ya se veía la casa con más claridad. En un gran árbol, la casa se imponía ante nosotros. Sam me agarró de la mano y me dejé guiar por él hasta una pequeña azotea-. Sam...- cuando empezó a hablar de su hermana y de sus padres sentí verdadera lástima. Me acerqué a él, me senté a su lado y le miré fijamente a los ojos-. Seguro que tu hermanita lo comprendería. Solo lo haces por proteger a los tuyos. Y te aseguro que no eres un monstruo, eres una persona maravillosa.

Me quedé aun así viendo a al cielo y sin mas solo quería recordar; Daría todo en mi vida por regresar el momento y esconder a mi hermana esa noche a decirle a mi madre que no salga de su lado y que se esconda hasta el amanecer o que salga corriendo cuando se lo ordene o en su defecto salir justamente esa noche a visitar a nuestra abuela yo que, cualquier cosa para no estar ahí, no estar, no ver aquella masacre y no perder a nadie.
Cuando se sentó a mi lado me saco sumamente de mis pensamientos haciendo que la volteara -no perdóname pero no, no soy buena persona, si lo fuera estaría con mis padres y no me hubiera alejado de la casa cuando mi hermana había desaparecido, no fui bueno, no fui un buen hermano, no fui un buen hijo y se que no quieres a una persona como yo a tu lado- sonrió y regreso mi mirada ala de ella, sus ojos verdes al igual que los de Carley, es igual de hermosa que ella. Una reacción autóctona que ni yo se por que lo hice tome su mejilla y la acaricie estaba fría, era la única diferencia a Carley –lo siento- niego y me levanto sin verla -personas como nosotros no podemos tener algo mas que una muerte de compañeros- me trago mis lagrimas y mi mirada fría vuelve -ven vamos a ver la casa- me adelanto para distraerme de esos pensamientos “por ser quien soy por que quien soy no puedo no puedo sentir no puedo amar no… eso no es lo mío, lo fue pero ahora ya no, solo traería perdidas y es lo que menos quiero ya, perder q mas gente”

-Sam, solo lo hiciste porque tus padres te importan y no quieres que a ellos les pase lo mismo que le pasó a tu hermana. Estoy segura que cualquiera en tu lugar hubiera hecho lo mismo- sonreí débilmente intentando ayudarle-. No te comas la cabeza con cosas del pasado, vengarás la muerta de tu hermanita, eso te lo puedo asegurar- quité la sonrisa de mi rostro, no pareció animarle-. Si te considerase de veras una mala persona te aseguro que o te hubiese contado las cosas que te he contado sobre mi vida, soy bastante desconfiada en ese aspecto. No le cuento mis problemas a cualquier persona.
El contacto con su cálida mano me hizo estremecerme. La retiró bruscamente y me quedó confundida.
-¿Qué dices Sam?- le miré perpleja-. En serio piensas que los mortífagos no merecen sentir algo por otras personas. Que se deben centrar únicamente en matar y en hacer como si no sienten nada al ver morir a sus compañeros. ¿De veras piensas eso?- me sorprendió su cambio de mirada. Jamás me había mirado así.
-Creo que me quedaré un rato aquí, necesito aclarar las ideas- le miré de igual forma, con total pasividad, como acostumbraba a hacer con el resto de las personas. No me molestaría en tratarlo de una forma distinta, aunque quizás por un momento lo hubiera deseado, sus últimas palabras me ensombrecieron.

-crees que se me hace muy fácil perder la gente- dije cuando ella comenzó a decirme que no era así -crees que se me hace muy fácil ver morir a las personas que quiero- recordé lo que ella me había dicho -los mortifagos para eso se hicieron si, para matar para no sentirá nada tu misma lo dijiste soy diferente por que trato de pensar eso y tu también lo eres sientes, por eso no eres del todo un morifago pero si quieres que te conteste si, lo mortifagos no tenemos derecho de sentir ni mucho menos de pensar en sentimientos que no- di una vuelta y mire la casa que se estaba cayendo -.crees que no trato de olvidar esto día tras día noche tras noche no entiendo las razones por las que me pasaban eso- me inclino en cunclillas en frente e ella -no candice, no puedo tenerte consideración, no puedo verte mas allá como una compañera o algo asi como una aliada, no puedo...- trago el nudo de mi garganta -por que temo no poder controlar mis sentimientos y perderte, y no podría, no puedo soportar perder a mas gente ni mucho menos a una amiga que me ah hecho entender que soy bueno, esa es mi razón- me levante y antes de salir de la casa le dije -no quiero perderte o como a las demás personas que eh amado- así cuando termine de decirlo me avente del balcón y gracias a la bruma obscura de la esencia de un mortifago caí sin ningún rasguño caminando a dirección de nuevo al pueblo.

-Lo siento de veras Sam pero no debes juzgar a las personas por lo que son y menos darles estereotipos. No todas las personas siguen lo que los demás implantan- suspiré- Todas las personas sienten Sam, todas y cada una de ellas. Incluso Bellatrix, aunque no lo creas. Y yo creo que todas las personas tienen derecho a sentir aunque yo quizás no lo haga- miré hacia otro lado, me estaba sintiendo incómoda teniéndole frente a mí-. Yo no te estoy pidiendo nada, ¿sabes?- intenté aparentar frialdad y lo conseguí con creces-. Solo quería que fuésemos amigos, aunque ya veo que no entra en tus planes- le ví que se estaba alejando-. Lo siento Sam, pero creo que es mejor que no te acerques a mí. Debería haberte prevenido desde el principio pero... solo traigo problemas- vi que se apresuraba a saltar y le grité-. ¡Deberías aprender a no huir de tus problemas, Sam, no vuelvas a cometer el mismo error!- lo decía por lo de su hermana, estaba claro, aunque en ese momento no supe por qué lo hice, quizás no debería haberlo dicho.

Me detuve antes de seguir caminando escuchando lo que decía, con una risa incrédulo y me di la vuelta -crees que no, crees que si llegamos y les decimos a quien quieras soy un mortifago y tengo sentimientos te van a creer, los sentimientos no sirven mas que para causar problemas, te hacen sufrir, te lastiman y te hacen mas vulnerables, no son creencias simplemente es la verdad- me volví a voltear a un costado recibiendo too lo que me decía desde lo lejos, así que decidí acercarme un poco mas abajo de la terraza – no, no tres problemas- supongo que no me había escuchando y rugo por que no lo hubiera hecho; Agache mi cabeza y dije para mi -es solo que me haces recordar sentimientos que había jurado a ver matado- recuerdo que desde que mi hermana había muerto sabia y había jurado que todos eso sentimientos dejemos aparte el amor, el cariño, si no la compresión y la humanidad se habían perdido, ya no había anda de eso, sin embargó algo me estaba pasando algo me estaba doliendo muy en el fondo con las palabras que ella me estaba diciendo. Estaba a punto de pedirle una disculpa, supongo que si estaba mal lo que había dicho, talvez con forme en cierto punto ella era un chica seguía creyendo que las personas por mas cosas malas que les pasaran podrían seguir sintiendo como si nada le hubiera sucedido, sin embargo las ultimas palabras que me dijo, me cayeron como una cubetada de agua congelada, las mastique y por mas que las trataba de digerir paso por paso no me quedaban, simplemente no me cuadraban -que dijiste- dije alzando la vista a verla, dando unos pasos hacia atrás para tener mejor vista -error- con la misma bruma que me había bajado así me subí, la encuadriñe un tanto bruscamente en una pared cercana a donde ella estaba también obvio buscando no hacerle daño -que quieras que te diga eh- la mira casi con una mirada que emanaba fuego -que es lo que esperas eh de mi, si soy tu migo como te lo dije pero no mas, Candice que es lo que tanto me reprochas de que no quieras que haya de ti, de esto de lo que puede pasar un futuro, como dije no quiero perderte ya me arte ya me acerque de estar perdiendo a las personas que quiero que por mínimo afecto que les tenga de una u otra maneras pierdo- las lagrimas botaban sin que las hubiera llamado .-esto es lo que querías no, verme de esta manera- la voz se me cortaba ya que en verdad no podía, era como si ok eso si era verdad mas de 6 años hubiera aguantado las lagrimas -no quiero candice ya no puedo mas, no puedo perder a mas gente- sin mas me tire en el piso hacia atrás y comencé a llorar la verdad es que no se si reía o lloraba, así pasaron unos minutos después como si nada me levante y la mire -tenemos que regresar ya- no fue en un tono de pregunta si no como afirmación ay que no había nada que me detuviera ahí.

No pasaron ni dos segundos hasta que llegó el arrepentimiento. Vi que Sam volvía hacia mí, acercándose mucho, tal vez demasiado.
- Sam, Sam, por favor...- mi expresión cambió bruscamente, nunca en mi vida me había sentido tan mal. Sam había conseguido hacerme sentir cosas que jamás había sentido y yo lo acababa de fastidiar todo. Sin previo aviso comencé a llorar. No podía, no podía seguir escuchándole.
- Por- por favor Sam...- no era capaz de hablar- lo- lo siento, lo siento. Tienes que perdonarme, lo dije sin pensar. Por favor, Sam perdóname- le miré a los ojos, ardían-. Yo solo quiero ser tu amiga Sam, te prometo que solo quiero eso- mis lágrimas brotaban y no me dejaban expresarme con claridad-. Te prometo... te juro que jamás me perderás, que... que te ayudaré en lo que haga falta y...- vi que se alejaba-. ¡Sam, para, por favor!- chillé. Jamás en mi vida me había sentido así, no sabía cómo reaccionar-. Tienes que perdonarme...por-por favor...

Me quede inmóvil escuchando lo que decía estaba a unto de alejarme estaba punto de volverlo a dejar todo sin embargo no podía o es que simplemente no quería, no quería que ella sufriera -no, no, no, no- me regrese rápidamente hincándome enfrente de ella -no te sientas así no lo hagas no digas eso- tome de sus mejillas y limpie sus lagrimas, por que solo con ella por que con ella simplemente me había dejado llevar a quien era verdad juraría que esta no era la persona que yo quería ser, no sabia ni quien era, es solo que, por que, sentía esa punzada en mi corazón, algo trataban de decirme pero que? -candice no digas eso, te perdono, hey no te disculpes, tenias razón sabes, no puedo prometer cosas que no puedo, no puedo decirte que seré tu amigo- la mitre furtivamente recargando mi manos en mis piernas alejándolas de ella como si pudieran hacerle un daño -no prometas cosas que no puedas cumplir no te prometo que estés siempre conmigo, no te prometo estar siempre a tu lado cuando me necesites, pero tampoco te prometo ser solo tu amigo es... es algo que tengo adentro no se que es- la mire y sostengo sin importarme que su rostro en mis manos -como dijiste no quiero cometer los mismo errores, ya no quiero tropezar ni sentirme solo- entonces poco a poco me fui acercando a su rostro hasta que nuestros labios quedaron juntos, no sabia lo que hacia hasta que me vi aferrado a ella, los minutos pasaron y no sabia como alejarme, entonces lo hice con pocas fuerza de voluntad logre alejarme -creo que ahora tu tendrás que perdonarme-me levante de su lado alejándome lo mas que pude, la mire esperando que me matara o que simplemente se alejara, aunque no estaba seguro de ninguna de las dos.

- Soy una imbécil, Sam, soy una imbécil- le miré fijamente y dejé de llorar, sabía que me perdonaría, él no era rencoroso-. Pero podemos ser amigos Sam, estoy segura. Tranquilo, de verdad. Yo no pienso obligarte a hacer nada que no quieras- vi que volvía a acercarse, pues se había alejado un poco de mí. Entonces Sam comenzó a acercarse mucho a mí y yo no sabía qué hacer. Entonces me besó. Probablemente en otro momento me hubiera alejado de él y le hubiera lanzado un maleficio pero me limité a seguir con aquello, hasta que él se separó súbitamente sin que yo me diera apenas cuenta.
- Eh, Sam, no importa. Yo no tengo que perdonarte nada- me acerqué de nuevo a él, manteniéndole la mirada. Intenté sonreír aunque apenas me quedaban fuerzas, demasiadas emociones juntas-. Más bien me tendrías que perdonar tú a mí por no hacer nada, hace demasiado tiempo que nadie me... bueno, no había muchos chicos interesados en una loca psicópata- intenté reírme aunque no me salió. Me acerqué a él y volví a besarle, con la máxima dulzura posible-. Aunque si quieres puedes intentarlo- le susurré mientras me alejaba poco a poco de él.

Escuche claramente sus palabras una por una, estaba nervioso, mi corazón latía a mil, tal vez era por el beso, sin embargo también pensaba que en cualquier comento seria una broma y me lanzarían un hechizo pero al verla acercarse a mi y volverme a besar a penas y pude corresponder, nos sabia que era lo que estaba pensando- pues no esta nada mal para ser la primera vez- dije pasando un mechón de su cabello atrás de su oreja viéndola dulcemente, Cuando me siento solo y tan lejos para ir... Las señales no están en ninguna parte de este camino que me guía en casa, ya era mas que noche en estos momentos y no se la verdad que es lo que iba a pasar tan tarde, está cayendo en mi piel: Antes de que se alejara la volvía acercar a mi sin embargo la abraza, Oh, Dios tan cerca aquella piel que había estado fría y ahora estaba calida, como si la soltara y me cayera en mil cedazos.
No puedo negar que Tú estás aquí conmigo, tú has abierto mis ojos, así que puedo verte a mí alrededor, iluminas el cielo que me mostrara que tú estás conmigo.
las estrellas se esconden en las nubes, la verdad es que ya no las siento brillar, siento un dolor en mi pecho como si no pudiera respirara como si estuviera a punto de colapsar, y morir que es este dolor, un dolo que a la vez bendigo por que exista. El amor está corriendo
Me sostengo de sus brazos, y me acorruco en su cuello y mágicamente de la anda comienzo a sollozar -no quiero perderte- se me sale decir entre voz cortada y que no puedo hablar ya que las lagrimas me traban todo.
Trato de agarrarme como si de un miserable hilo de araña se tratara, me alejo vuelvo a tomar su rostro en mis manos y la beso -nunca te vallas- digo sin despegarme de sus labios -por favor prométemelo, nunca lo hagas- dije encima de sus labios, callándome y besándola apretándola a mi cuerpo como si todo esto fuera un broma y despertara encontrándome como siempre o por lo menos hasta ahora lo eh estado.

Le vi nervioso, aunque yo en realidad no lo estaba demasiado. Yo nunca me ponía nerviosa, me tomaba las cosas con bastante tranquilidad.
-Bueno, en realidad no es la primera vez- dije sonriendo-. En Hogwarts me dio tiempo a hacer algo más pero ya hace bastante de eso y, bueno, para mí es como si lo fuese.
Le correspondí al abrazo y al beso, a continuación.
- No lo haré- me separé un poco de él-. Pero debemos ser cuidadosos Sam, mucho. No creo que a los otros mortífagos les haga demasiada ilusión. Así que hadme el favor de actuar como si ni siquiera nos conociéramos, ¿de acuerdo?- le miré amenazante-. Me gustas Sam pero no renunciaré a esto por ti, lo siento de veras. No quiero que te enfades pero hacer esto... no sé, es lo que me ayuda a sobrevivir cada día. Me gustaría honrar la memoria de mi familia, que no quedemos en el olvido. Y lo haré le pese a quien le pese. Espero que no te moleste...- me aparté un poco más y me di la vuelta. Me apoyé en la barandilla del balcón y miré al horizonte. Estaba amaneciendo.
- Será mejor que volvamos ya, o nos echarán de menos.

Después de ese estupido momento de ternura y ay saben todo eso de nunca te dejare, como predije las cosas volvieron a ser las de siempre -si- dije calmándome por completo -estoy de acuerdo contigo tienes razón perdón- la vi alejarse eh hizo lo mismo escuchando cada una de sus palabras, era cierto a Bellatrix no le gustaría saber nada de esto, nada de lo que estaba pasando pero que era lo que estaba pasando -y... yo yo te entiendo de verdad que lo hago y también pienso que como tu, no quiero abandonar esto por el simple hecho de que quiero vengar la muerte de mi hermana así que esa parte no la puedo discutir por que como tu lo dijiste quiero mantener su memoria y siento la necesidad como si cuando peleara por esta causa ella estuviera conmigo pero en fin esa no es la pregunta- la voltee después de que teníamos que regresar, bueno eso era por lo visto lo que teníamos que hacer- si solo antes de que nos vallamos, que es esto- le dije dándole un beso -no la acción si no el sentimiento- mire sus manos que las enrolle en las mías y la mire -quieres ser mi novia- rodé los ojos con un risa forzada -una novia supongo que muy muuuuuuuuuuy escondidas de los demás- dije viéndola a los ojos sonriendo como si en mi vida esta fuera la mejor cosa que me hubiera pasado.

- Entonces si de verdad me entiendes, entenderás que, por ahora, no puedo ser tu novia, Sam- separé sus manos de las mías y bajé la mirada, no era capaz de mirarle a los ojos. Estaba segura de que lloraría, y yo también lo haría, pero no en ese momento-. No es fácil para mí, espero que lo entiendas. Estar contigo me hace cambiar y ser mi verdadero yo y, en este momento, esa es la única cosa que necesito que no pase.
Le di un fugaz beso en la mejilla y me alejé poco a poco de él, volviendo a la entrada de la casa. Si yo fuera otra persona, seguramente me tiraría a sus brazos pero siendo yo, no podía mantener una relación con nadie. Desde pequeña estuve destinada a estar sola en la vida y debía seguir siendo así, o me haría cambiar y no lo podía permitir.
- Pero podemos ser amigos, ¿no?- seguramente se pondría como loco a gritarme pero, en ese momento, ni yo misma podía hacer nada-. ¿Vienes?- dije en un susurro, esperando una respuesta.

Me quede callado y no dije nada, simplemente a lo lejos escuchando cada palabra -no puedo creerlo- dije las palabras como puede que salía, no sabia que era mas estupido, si haberlo dicho, habérmelo creído o haberlo sentido -ese soy yo, el estupido Samuel que se creyó esta mentira, que se creyó todo este teatrito, ese si- reí con ganas -que incrédulo soy, en verdad soy un completó estupido!, a verme creído esto- me aferre al barandal la verdad es que como me sentía no sabia lo que era capaza -¡DIOS SI QUE SOY IDIOTA! si tu te crees eso, entonces estas mas ciega que yo. ¡no digo que no, pero esto es lo que quieres pasara haciendo el resto de tu vida! candice. Solo quería en verdad abrirte los ojos, por lo menos o no salgo corriendo al darme cuenta de que esto es lo quiero- la volteo a ver con incredulidad en mi rostro -en verdad creí que esto iba a ser diferente después de todo- me acerque a ella recargándola a un pared dándole un beso fuerte con sentimientos realmente varios sentimientos encontrado y de la profundidad que me dolió alejarme -supongo que prefiero morir en manos de bellatrix por razones justas y no por ideales baratos- me aleje para poderla mirar -no quiero volverte a ver Candice, no otra vez, no me gusta fingir, soy honesto no trato de quedar bien con las personas aun si mi vida dependiera de eso, no quiero y no me gusta que hagan lo mismo a mi, así que es mejor de esa manera, tu misma lo dijiste es mejor así, no quiero verte de nuevo, supongo que no me acostumbro a solo tener sexo- estaba herido, valla que si lo estaba, mas que enojado y apunto de llorar pero no esta vez -ya sabes de mi, así que por que no vas de una vez corriendo a decirle a todos los mortifagos de mi eh! así podrías aparentar tus sucios sentimientos por mi no?- fue la ultima mirada que le di, me aleje completamente y sin decir nada salí de la casa, azote la puerta y salí. estaba abajo cuando me detuve viendo el sol alumbrar un poco mis rostro por las copas de los árboles -no te molestes en seguirme no vallan a pensar los estudiantes que tenemos algo y vallan con los mortifagos a decirles, quédate tranquila, que te aseguro y de mi cuenta corre que absolutamente nadie sabrá que este día paso, como dijiste fue un error desde el principio- así terminado ya no dije mas y continué la caminata hasta el colegio, supongo que como ya había dicho estaría mejor que yo y así seria.

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- Lo siento Sam, de verdad. Tú no eres un imbécil, eso te lo puedo asegurar- bajé la mirada, no podía mirarle a la cara, estaba absolutamente avergonzada-. Aquí la única estúpida soy yo, por haberte dado ilusiones y haberte creado falsas esperanzas- las piernas me temblaban, lo único que quería en ese momento era salir de allí corriendo. Sabía que era una persona horrible pero hasta ese momento, no me dí cuenta de la magnitud de aquello. Pero entonces Sam me volvió a besar, esta vez cargado de sentimientos. Mi cabeza era una olla a punto de estallar por la presión.
-Tienes razón, ¿sabes? No merezco tu ayuda, soy una terrible persona que morirá sola y sin nadie. No te echo la culpa. Por eso mismo te dije que lo mejor era que no te acercaras a mí, que saldrías mal parado- quería que alguien me pellizcara y que despertara de nuevo en Cabeza de Puerco, riéndome con él-. Te he dicho que jamás contaré cosas tuyas porque confío en que tú tampoco lo hagas- él se alejó, dando un fuerte portazo. Me asomé al balcón para verlo por última vez-. No lo haré si es lo que quieres, no me volveré a acercar a ti, lo tengo merecido al fin y al cabo- le vi alejarse y me senté en el suelo tapándome la cara con las manos. No sé cuanto tiempo pasé así pero ya era de día. Sabía que lo había perdido, quizás para siempre.

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