Encuentros Inesperados {Chloé y Libre}

Había sido un día muy largo, las clases parecían no acabar jamás y la campana liberadora no sonaría ni con un hechizo que la perturbara. Me encontraba en clase de encantamientos y el lento pasar de las horas estaba inquietándome hasta un punto de no llegar a ser soportable. Sabía que no podría salirme hasta que el profesor me lo indicara ya que con esa simple acción podría eliminar mi perfecto historial académico; mas dudaba que el profesor estuviera dispuesto a soportar mi irritación cuando esta explotara al fin por lo que con un quedo suspiro guarde mis cosas en la maleta y me levante silenciosamente, saliendo del salón sin apenas reparar las miradas extrañadas que se posaron en mi espalda y en mi cabello que iba suelto, como casi siempre lo llevaba. Al salir me quede momentáneamente paralizada, disfrutaba de la sensación de libertad que por unos segundos me embargó, mas ahora no tenía absolutamente nada que hacer y la perspectiva de regresar a la sala común se me antojaba poco agradable por lo que me dispuse a vagar por los pasillos contiguos del piso tratando de encontrar algo que prometiera borrar el aburrimiento del día cuando escuche un pequeño tumulto que provenía del siguiente recodo; sonreí con una pequeña nota de ironía en mi expresión, si era lo que creía sería el momento y la distracción perfecta que necesitaba, por una vez agradecía que en Hogwarts asistieran alumnos mucho menos maduros que la mayoría a los cuales les gustaba gastar bromas eh irritar a sus compañeros.

Camine deliberadamente lento, no quería verme como una chismosa y mucho menos quería involucrarme en la pelea, solo quería que sucediera algo que le quitara el tedio a mi largo día. Me asome al pasillo pegándome a la pared, por experiencia sabía que si no quería terminar con tentáculos por ojos o alguna otra transformación desagradable en mi fisonomía tenía que cuidarme a la hora de investigar o meterme en algún duelo entre desconocidos. Mis sensibles oídos no me habían engañado, al final del pasillo siguiente se encontraban sin duda dos alumnos de último curso; lo supe por su alta talla y el grueso perfil de sus hombros aunque por lo que yo sabía bien podrían ser alumnos de primero aunque realmente lo dudaba ya que me había dado cuenta de que cada año que pasaba los nuevos integrantes del alumnado eran cada vez más pequeños. Segura ahora de que no corría peligro me acerque sigilosamente hasta donde se encontraban aquellos chicos, no quería que me descubrieran ya que tal vez se encontraran en medio de un duelo personal o fueran a creer que era prefecta o solo una niña chismosa que iría corriendo a avisar a los profesores en cuanto me enterara bien de los hechos. Procuraba no realizar ningún sonido con mis pasos o mi respiración misma, intentaba convertirme en una sombra y fundirme con el ambiente, mi tía me había enseñado como hace muchísimo tiempo y esperaba que esos conocimientos no se hubieran esfumado por falta de uso; sonreí altaneramente al darme cuenta de que no era así, lo había aprendido a la perfección.

Al parecer los dos chicos se encontraban en medio de un pasillo desierto y poco iluminado, discutían en voz baja aunque el toque mordaz de ambos no me pasó desapercibido. Apenas me estaba acercando cuando salieron volando las comunes chispas de colores que siempre acompañaban a los hechizos, realice un rápido Protego sin pronunciar una palabra y me hice un ovillo en el suelo, esperando que dejaran de lanzar hechizos para poder ponerme en una posición poco más ventajosa. Tardaron unos cuantos minutos en lanzar el último hechizo y me espere un minuto más estar completamente segura de que no saldría herida de aquella precaria situación; la adrenalina corría por mis venas y mi respiración se aceleraba conforme abandonaba mi escondite y me alejaba poco a poco de la escena para colocarme en una posición más segura. La suerte me sonrió nuevamente y encontré un pequeño recodo entre dos armaduras que estaba lo suficientemente lejos del lugar del duelo para ponerme a salvo más no lo suficiente para que no pudiera llegar a escuchar sus palabras. Me senté en el suelo y me acurruqué con mis piernas fuertemente abrazadas por mis brazos en un intento por ocultar mi presencia. Baje mi cabeza y la apoyé entre mis rodillas cuando un fuerte escalofrío provocado por la suave respiración de alguien que se encontraba junto a mi cuello me hizo dar un salto y un pequeño grito que fue ahogado por la campana del final de clases, me quedé paralizada y volteé lentamente para encontrarme ante el rostro de la última persona que esperaba ver aquel día. Mis labios se movieron pronunciando su nombre lo más bajo que podía: -Chlo...¿Chloé?...-.

Corría sin mirar atrás, riendo en voz lo suficientemente baja como para que el profesor que la buscaba no la escuchase. Los mechones ondulados de su fino cabello revoloteaban al son de sus grandes pisadas, intentando desaparecer en un pasillo oscuro.
Se escondió detrás de una gran escultura, donde la oscuridad albergaba su alrededor. Tapó su delicada boca con su mano derecha para no ser descubierta por sus risas incontroladas. Parpadeaba sin cesar, intentando ver algo en esa inmensa oscuridad. Cuando pudo tranquilizarse, poco a poco se acercó hacia la esquina de la gran escultura donde estaba escondida y vio que no había nadie, o por lo menos eso parecía. Prefirió esperar algo más para no volver a tentar a la suerte.

Poco después de eso, un par de minutos después, comenzó a reír maliciosamente ella sola, recordando todo lo anterior. El ruido de unas pisadas la hizo ponerse alerta, haciendo que su boca dejara de elevarse para arrugar su frente. Sacó su varita de donde la tenía escondida y volvió a mirar, sigilosamente, hacia donde había oído esas pisadas. Movió un pié, intentando ser una sombra más en aquella oscuridad y no ser detectada por la persona que se había acercado. Otro paso más desveló el cuerpo en el suelo, agarrado por sus piernas y la cabeza entre ellas. Parpadeó y dejó la varita en el suelo, poco a poco para no ser oída y se puso frente a la persona susodicha. Sonrió cuando supo al instante en quien era. Respiró como un dementor, en su oreja izquierda para intentar captar su atención.

Rió en voz alta cuando vio la expresión de susto en la chica Hufflepuff, pero calló de inmediato cuando la sirena paró de sonar. No quería que el profesor la encontrase y le bajase un par de puntos a su casa por no ir a la última clase. ¿Quién diría que una Gryffindor había echo "pellas"? Pues sí, señores.
La miró y le tendió la mano para así ella se levantase.
-Ajá, veo que aún te acuerdas de mí, pese que me tienes abandonada, Longbottom- y una sonrisa de complicidad apareció en su rostro, dejando ver al desnudo sus dientes blancos.

Suspire frustrada, tratando de tranquilizarme, aquella bromita suya había provocado que mi corazón se acelerara en una incomparable marcha y ahora me obligaba a respirar hondo y pausado para recuperar la cadencia normal de mis latidos, con lo mucho que me gustaban las bromas tenía que irme a meter al lugar donde seguramente acabaríamos ambas metidas en problemas. Mi ceño se frunció levemente mientras hablaba para mí en el interior de mi conciencia: -¿Pero es que a caso los Gryffindor no tienen ni una gota de sentido común?-pensaba, mientras veía como la risueña chica me acusaba de haberla dejado abandonada, no es que realmente hubiese sido esa mi intención, mas entre los problemas que habían surgido entre mis mejores amigos y la tensión de los exámenes que se me venían encima no había tenido tiempo ni para respirar.

Le sonreí a Chloé amablemente, dejando que una nota traviesa se filtrara por mi expresión y mientras recogía mis cosas que habían caído cuando la Gryffindor me había dado aquel susto de muerte. Las acomode en una ordenada pila y tomé con delicadeza la mano que me ofrecía para tomar un impulso y levantarme; como si todavía no fuera lo suficientemente vergonzosa esta situación. Me levante con soltura y limpié la fina capa de polvo que se había instalado en mi capa tras haber estado sentada en ese frío piso de piedra durante bastantes minutos, mire confundida a Chloé mientras evaluaba mis opciones y con una nota resignada en mi voz le dije: -Bueno, después de que casi me matas del susto, ¿podría saber que es lo que haces por aquí?- sabía que antes de que me respondiera tenía que justificarme en cuanto a su acusación se refería, por lo que esbocé algo muy parecido a la sonrisa que siempre tenía cuando me encontraba cerca de Rose y con una nota sarcástica en la voz le respondí: -Bueno Benoit, no es que te haya dejado abandonada, es que tu no te dejas ver en clases- reí para mis adentros mientras tomaba nota de su cabello ligeramente despeinado y su respiración agitada; todos aquellos datos me decían que ella había salido corriendo de algún lugar, probablemente huyendo de algún profesor al cuál le debiera unos cuantos puntos negativos de su casa, mi sonrisa se hizo más amplia cuando me di cuenta de que eso era ya relativamente normal en ella.

Esperaba su respuesta mientras mis oídos captaban cualquier sonido procedente de los alrededores, puede que ella aún no se hubiera dado cuenta pero yo si, ya que sabía exactamente el lugar donde nos encontrábamos; se trataba simple y sencillamente del pasillo prohibido del tercer piso y si algún profesor nos encontraba vagando por esos lugares seguramente se vería obligado a castigarnos severamente, en especial a mi, ya que era la prefecta de mi casa. Unos pasos llamaron mi atención, espere que se desviaran en el siguiente pasillo mas su sonido seguía acercándose a nuestro “lugar de reunión”, por lo que nuevamente comencé a ponerme nerviosa y sin darle a Chloé la oportunidad de responderme las preguntas que le había hecho la tome de la mano y la jalé a un pequeño recodo oscuro. Me pegué a la pared lo mas que pude y mire fijamente a la Gryffindor, estaba segura de que estaría bastante confundida por mi comportamiento y no tenía tiempo de darle una explicación larga y tendida, por lo que espere que mi siguiente movimiento le dejara todo claro; la mire a los ojos mientras mi dedo índice de mi mano derecha se levantaba y se presionaba ligeramente contra mis labios: -Shhh- susurré, desviando mi mirada hacia la luz que derramaba el pasillo y prestando toda la atención posible ante cualquier ruido o presencia extraña.

Con una sonrísa pícara, todo lo que la chica decía le parecía algo nuevo. Era cierto que ya no aparecía por las clases, algo dentro de mi decía que no apareciera por ellas... No deseaba ver a alguien en concreto, y en un par de ocasiones, compartía clase con Slytherin.
En un abrir y cerrar de ojos, la chica la agarró de la mano y la arrastró hacia una esquina oscura, completamente oscura. La calló y esta frunció el ceño. ¿Eso era todo? ¿Ni una explicación más que un simple "shh"? Se soltó de la mano de su amiga y a buena hora, gracias a Merlín, se dio cuenta de que podían estar metiéndose en un gran lío.

Pocos segundos después comenzó a pensar... ¿Dónde se había metido? Las clases ya habían terminado para todo el día, a si que si algún profesor nos decía algo estaba en lo incorrecto... Pero, tal vez no fuera por las clases, si no por el sitio donde se encontraban... Abrió los ojos como platos y tronó sus dedos en forma de victoria. ¡Estaban en el pasillo prohibido, Merlín!
Su amiga la calló por el chasco de sus dedos y se pegó más a la pared fría. Menguó sus dos ojos para intentar divisar bien sobre la oscuridad y ver quien se acercaba, pero casi no podía. Se quedó inmóvil al oír pasos tan cerca de ellas dos.
Frunció el ceño cuando vio una capa... ¿Los profesores de veras llevaban capas? ¿Y de Gryffindor? Hizo un paso hacia delante y inclinó hacia la derecha su cabeza, aún con el ceño fruncido.
- ¿Eth?- el diminutivo hizo que la persona se diera la vuelta y dejó ver, a la luz vaga que había por lo último del pasillo, su cara. Esta sonrió felizmente y se agarró al chico, dándole un gran abrazo.
- ¡Nos habías asustado!- el chico pareció quejarse de la fuerza que había sometido al darle el abrazo, así que se apartó de él con sutileza. Tampoco abrazaba tan fuerte, a si que se detuvo y lo miró con cautela. Tocó su cara y este hizo una mueca de dolor. Lo miró con mala gana y esta vez tocó su pecho, donde este le dijo que parara. - ¿Pero que has hecho esta vez?- se lamentó. Temía que hubiera sido Malfoy, ya que ambos estaban demasiado asqueados este tiempo. No le reprochaba nada, pero todo esto tenía siempre que ver por alguien. Rose.

Se dio la vuelta y miró a Alice. La chica parecía no saber muy bien que hacer, pero tocó su nariz con gracia y le sonrió.
- No me dejaste responder, tejona...- pero prefería responder en un sitio donde ambas estuvieran a solas. No quería que su primo supiera que no se había presentado a algunas clases, pero vamos, que tontería, él estaba en el mismo curso que Chloé. Parpadeó sin saber que hacer. Lo mejor ahora sería irse de este lugar, por el bien de los tres. Primero, por estar aquí Alice sin saber porqué. Después por Chloé, ya que el profesor de seguro la seguía aún y por su primo, que al parecer, había tenido una pelea, cosa que poca gracia le hizo a la chica. Miró a los dos, ahí parados como estatuas y cayó en la cuenta que fuere posible que no se conocieran, aun que ambos parecían ir al mismo curso.
- Alice, la chica asustada, y Ethan, mi primo mete problemas- sonrió y los miró en forma de algo más que amigos. El baile pronto vendría y aun que yo aun no tenía con quien ir, posiblemente estos dos angelitos podrían ir juntos. ¿Quién sabe? Si Chloé lo intenta, Chloé lo hace.