Encuentro Inesperado {Albus Potter}

Caminaba por las calles de Hogsmade, en una de las tantas excursiones que nos permitían en la dirección del colegio, cuando un local entre los muchos que había en la calle llamó mi atención; era uno de los locales mas visitados del lugar en el cual se veían muchos chicos comiendo y riéndose, pero en especial parejas de alumnos que asistían al local para pasar un buen rato. Parecía un lugar agradable y sonreí de forma melancólica, ya que estaba segura de que en un lugar como aquel sería excelente para pasarlo con la persona que más querías...algo que no se me estaba permitido de alguna forma, ya que yo había decidido no involucrar mis sentimientos con los de otra persona; siempre había sabido que el final viene después del inicio y es algo inevitable, algo que mi persona no quería experimentar de ninguna forma.

Entre en el local discretamente, tratando de no llamar mucho la atención; nunca había sido una chica que se hiciera notar, por lo que pasar inadvertidamente no fue algo del otro mundo para mi. Me senté en una de las mesas más alejadas, en donde el ambiente no era tan cargado y le sonreí amablemente a la dependienta, una alegre señora de aspecto amable que me ofreció una carta. La tome entre mis manos abriéndola con cuidado, leyendo detenidamente la primera página donde se ofrecían todo tipo de bebidas calientes y cervezas de mantequilla, así como pastelillos para cualquier gusto; sonreí complacida, preguntándome si habría una persona capaz de ingerir tanta azúcar en un solo día, por lo que pedí un pastel de calabaza y un te de mil hiervas. Me lo trajeron en una vajilla de lo más peculiar, llena de flores de sakura doradas que le daban un toque colorido a las cosas, moviéndose de un lado a otro de los platos y la taza. Me reí quedamente, dado que aquella demostración de magia tan singular me divertía, provocando que unas cuantas miradas se posaran en mi persona, haciendo que mis mejillas se tornaran de un suave color carmín. Desvié ligeramente la mirada, dejando que una pantalla castaña se interpusiera entre yo y los demás clientes cuando escuche la suave música que emitía la campanilla al abrirse, símbolo de que una nueva persona había llegado, voltee curiosa hacia la puerta esperando a ver al nuevo cliente del salón de te.

Después de haber visitado todas las tiendas en busca de mis compañeros me di por vencido. Desde que Scorpius pasaba los fines de semana en su casa, las cosas se habían vuelto un tanto aburridas para mí. entré en las tres escobas esperando encontrar a a Nikki, quien también había salido del colegio para disfrutat de un poco de libertad medida. Abrí la puerta y la campanilla sonó. El lugar ya se encontraba algo lleno, caminé hasta la barra donde sonreí a la chica que estaba detrás del mostrador. Pedí una simple cerveza de mantequilla, mientras me servían giré para ver si reconocía a alguien entre todos los chicos que había, algunos de otras casas pero de la mía nada. Reparé en una mesa cerca de la entrada a Alice, le saludé con un gesto de mano, pero no me acerqué. Éramos buenos amigos, me había ayudado un par de veces en algunas cosas, y aunque nuestros padres fueran amigos, especialmente mi madre y su padre, realmente no la conocía del todo. Habíamos jugado cuando éramos pequeños en su casa, con sus hermanos y los míos.
Me entregaron mi tarro y en seguida le di un sorbo.
¿Y ahora que se supone haría?

Pude atisbar rápidamente al nuevo cliente del local, nada más y nada menos que Albus Potter; sonreí para mis adentros debido a los recuerdos que tenía del hijo mediano de los Potter, su madre y mi padre eran muy buenos amigos y en contadas ocasiones habíamos jugado unos en la casa de los otros, el y sus hermanos con mis hermanos y yo. No éramos especialmente cercanos debido a la corta diferencia de edad aunque lo apreciaba más que a su hermano mayor James, el cuál junto con mi hermano Frank se la vivían haciéndome la vida imposible tratando de que aceptara las bromas que continuamente se le ocurrían a los chicos. En mi opinión Albus era el más maduro de los tres y me agradaba eso.

Lo mire detenidamente, notando el saludo que realizó al darse cuenta de mi presencia, sonreí amablemente y tome un poco de mi bebida, una deliciosa cerveza de mantequilla, y espere a que el se acercara. Pasaron los minutos y noté que el seguía en su lugar, lo que me hizo observarlo más detenidamente; tenía un semblante serio, posiblemente preocupado y estaba como perdido ahí sentado en la barra. Suspire teatralmente, esperando que el gesto pasara desapercibido para el y me levante lentamente, caminando con soltura por entre las mesas para acercarme un poco más a su solitaria persona. Al llegar a su lado tome el banco contiguo al suyo, moviéndolo ligeramente para poder sentarme y dejé la botella que había traído conmigo sobre la mesa. Pasaron unos cuantos segundos sin que dijera palabra y, cuando la curiosidad derribo mi cuidadosa barrera volteé a verlo fijamente; esperaba encontrarme con sus ojos azules mirándome inquisidores exigiendo respuesta. El siempre había sido directo y eso me agradaba, razón por la cuál me sorprendió ver que su mirada estaba dirigida al espacio, sin ver nada en concreto, pensando tal vez en las musarañas.

Fruncí el seño molesta, por alguna razón no me estaba prestando atención y eso me irritaba en cierta medida, me moví ligeramente en la silla y carraspee tratando de llamar su atención ya que por alguna razón la expresión de su cara había movido algo en mi interior impulsándome a descifrar que cosas pasaban por su morena cabeza.

Perdido en mis pensamientos no me di cuenta de la persona que estaba a mi lado. Es una de esas veces en las que te sientes insertado en un sitio en el que todo avanza y tu te quedas sin moverte viendo la vida pasar. No fue hasta que escuché el sonido de ese alguien aclarandose la garganta.
Giré mi cabeza en la dirección del sonido.
- Hola Alice - sonreí un poco tímido, al parecer llevaba algo de tiempo observandome, debía ser más atento.

Llevé mi mirada a la mesa donde la había visto al llegar al local, ahora estaba ocupada por otros chicos. La miré de nuevo y antes de que me preguntara cualquier cosa sobre mi estado o quisiera indagar que me sucedía decidí dirigir la conversación a área más segura.

- Creí que vendrías con tus amigas - comenté con sencilles. - Me he topado con Frank al venir hacia aquí, creo que los vi entrar a él, a James y a Fred a la tienda de bromas. Deberemos estar preparados para lo que sea que ocurra en la semana.

Bufé por lo bajo, lo cierto era que me molestaba un poco su comportamiento, es decir, cuando era pequeño los admiraba ¿cómo no hacerlo? siempre riendo y bromeando, tomandose todo a la ligera, en aquel tiempo yo quería ser como James, él era mi modelo a seguir. Ahora, las cosas estaban muy lejos de ese primer pensamiento, talvez había madurado o me habia vuelto aburrido, James solía decirme eso que era una serpiente aburrida y sin sentido del humor, cosa que nos había distanciado, pero si James era una bomba con sus locas ideas en compañia de Frank y Fred la cosa era más peligrosa.